Una alergia es una respuesta excesiva del sistema inmunitario a sustancias que suelen ser inofensivas para la mayoría de las personas, como el polen, el polvo o determinados alimentos. Cuando estas sustancias, denominadas alérgenos, entran en contacto con el organismo, éste las percibe como una amenaza, desencadenando una reacción que puede provocar síntomas como erupciones cutáneas, estornudos o dificultades respiratorias. La gravedad de las alergias puede variar, desde una irritación leve hasta reacciones potencialmente mortales como el shock anafiláctico.
Definición y significado
Las alergias pueden clasificarse en varios tipos, dependiendo del alérgeno implicado y de cómo se produce la exposición. Por ejemplo, las alergias alimentarias se producen por el consumo de determinados alimentos, mientras que las alergias ambientales están causadas por la exposición a sustancias presentes en el medio ambiente, como el polen o los ácaros del polvo. El diagnóstico de las alergias puede incluir pruebas cutáneas o análisis de sangre para identificar los alérgenos específicos responsables de las reacciones.
El tratamiento de la alergia varía según la gravedad y el tipo de alergia. Puede incluir la evitación del alérgeno, el uso de antihistamínicos, esteroides u otras formas de medicación antiinflamatoria y, en algunos casos, inmunoterapia con alérgenos, cuyo objetivo es desensibilizar gradualmente el sistema inmunitario al alérgeno.
Evaluación
La evaluación de la alergia es un proceso esencial para identificar los alérgenos específicos responsables de las reacciones alérgicas de una persona. Estos son los pasos clave de la evaluación de la alergia:
- Historial médico detallado: El médico comienza por elaborar un historial completo de los síntomas del paciente, incluida su naturaleza, duración y contexto de aparición. También examinará los antecedentes familiares de alergias, las condiciones ambientales y la dieta del paciente.
- Exploración física: La exploración física permite detectar signos físicos de alergia, como erupciones cutáneas, edemas o problemas respiratorios.
- Pruebas cutáneas (pruebas de punción): Las pruebas cutáneas suelen utilizarse para identificar alergias al polen, los ácaros del polvo, el pelo de animales y el moho. Se aplica una pequeña cantidad del alérgeno sospechoso sobre la piel del paciente, normalmente en el antebrazo o la espalda, y se pincha ligeramente la piel para que penetre el alérgeno. Una reacción positiva, normalmente una pequeña elevación roja que pica, indica una alergia a ese alérgeno.
- Análisis de sangre (IgE específica): Los análisis de sangre miden los niveles de IgE específica para determinados alérgenos en la sangre. Estas pruebas son útiles cuando no es posible realizar pruebas cutáneas, por ejemplo en pacientes que toman determinados medicamentos o en aquellos con afecciones cutáneas extensas.
- Pruebas de provocación: Estas pruebas, realizadas bajo estricta supervisión médica, consisten en exponer gradualmente al paciente al alérgeno para observar la reacción. Suelen utilizarse en alergias alimentarias o medicamentosas cuando otras pruebas no son concluyentes.
- Prueba de eliminación y reintroducción: Utilizada principalmente para las alergias alimentarias, esta prueba consiste en eliminar los alimentos sospechosos de la dieta del paciente y, a continuación, reintroducirlos uno a uno para observar las reacciones.
Estas pruebas no sólo confirman la presencia de alergias, sino que también orientan la gestión y el tratamiento al identificar los alérgenos específicos a los que el paciente debe evitar exponerse.
Causas de las reacciones alérgicas
Las reacciones alérgicas se producen cuando el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada ante sustancias normalmente inocuas del entorno. He aquí un resumen de las principales causas identificadas por la investigación científica:
- Reacciones a medicamentos : Algunas reacciones alérgicas están causadas por una respuesta inmunológica específica a los medicamentos, que pueden liberar mediadores alérgicos de forma no inmunológica, induciendo síntomas que van desde la urticaria a reacciones más graves como la anafilaxia (Parker, C. (1982). Reacciones alérgicas en el hombre. Pharmacological reviews, 34 1, 85-104).
- Alergias alimentarias: Las proteínas específicas de alimentos como los cacahuetes, la leche de vaca y el marisco pueden provocar reacciones alérgicas graves, incluida la anafilaxia. Estas reacciones también pueden verse exacerbadas por factores como la edad avanzada o la presencia de asma (Flinn, A., & Hourihane, J. (2013). Reacción alérgica a los cacahuetes: ¿Podemos predecir la gravedad de la reacción en la naturaleza? Current Allergy and Asthma Reports, 13, 645-650. https://doi.org/10.1007/s11882-013-0369-5.).
- Inhalación de alérgenos: La inhalación de partículas de alimentos u otros alérgenos ambientales puede provocar síntomas respiratorios graves, como asma y anafilaxia (James, J., & Crespo, J. (2007). Reacciones alérgicas a alimentos por inhalación. Informes actuales sobre alergia y asma, 7, 167-174. https://doi.org/10.1007/S11882-007-0017-Z.).
- Exposición a alérgenos ambientales: Alérgenos como el polen, los ácaros del polvo doméstico y el moho pueden desencadenar reacciones alérgicas en personas sensibilizadas. Estas reacciones suelen estar mediadas por la inmunoglobulina E (IgE) que, cuando se activa, libera mediadores químicos que provocan síntomas inmediatos (Averbeck, M., Gebhardt, C., Emmrich, F., Treudler, R., & Simon, J. (2007). Principios inmunológicos de las enfermedades alérgicas. JDDG: Journal der Deutschen Dermatologischen Gesellschaft, 5. https://doi.org/10.1111/j.1610-0387.2007.06538.x.).
Resumen
Las reacciones alérgicas están causadas principalmente por una respuesta inmunitaria excesiva a sustancias ambientales, medicinales o alimentarias normalmente inocuas. Comprender los desencadenantes específicos puede ayudar a gestionar y prevenir mejor estas reacciones.
¿Intolerancia, alergia o anafilaxia?
Alergia
Una alergia es una reacción del sistema inmunitario a una sustancia extraña, que generalmente no es perjudicial para la mayoría de las personas. Estas sustancias, denominadas alérgenos, pueden incluir el polen, ciertos alimentos y el polvo, entre otros. La alergia se produce cuando el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada a estos alérgenos, produciendo anticuerpos IgE. Estos anticuerpos desencadenan la liberación de sustancias químicas como la histamina por parte de las células inmunitarias, provocando síntomas alérgicos como picor, erupciones cutáneas, dificultades respiratorias y edema.
Intolerancia
A diferencia de la alergia, en la intolerancia no interviene el sistema inmunitario. Consiste en una dificultad para digerir determinadas sustancias, a menudo debida a una deficiencia enzimática. Por ejemplo, la intolerancia a la lactosa está causada por una deficiencia de lactasa, la enzima necesaria para descomponer la lactosa que se encuentra en los productos lácteos. Los síntomas de la intolerancia suelen ser gastrointestinales, como hinchazón, dolor abdominal y diarrea, y no suponen una amenaza para el sistema inmunitario ni provocan reacciones inflamatorias agudas.
Anafilaxia
La anafilaxia es una reacción alérgica grave, rápida y potencialmente mortal. Se considera la expresión más extrema de una reacción alérgica y puede ser desencadenada por alérgenos alimentarios, picaduras de insectos, fármacos y otras sustancias. La anafilaxia provoca una liberación masiva de sustancias químicas por parte del sistema inmunitario, lo que puede provocar un shock grave y una bajada de la tensión arterial. Los síntomas pueden incluir dificultad para respirar, erupción cutánea generalizada, sensación de malestar inminente y pérdida de conciencia. La anafilaxia requiere una intervención médica urgente, a menudo en forma de inyección de epinefrina.
Resumen
La principal diferencia entre una alergia y una intolerancia radica en la implicación del sistema inmunitario en el caso de las alergias, a diferencia de las intolerancias, que están relacionadas con problemas digestivos. La anafilaxia, por su parte, es una forma grave y urgente de alergia que requiere atención médica inmediata. Estas distinciones son cruciales para el correcto diagnóstico y tratamiento de los síntomas.
Tratamiento
El tratamiento de las alergias depende de su tipo y gravedad. A continuación se exponen varias estrategias utilizadas habitualmente para controlar y tratar las reacciones alérgicas:
- Evitar los alérgenos: El primer paso en el tratamiento de las alergias es evitar los alérgenos conocidos. Esto puede significar quedarse en casa durante los días de mucho polen, utilizar fundas antiácaros para la ropa de cama o evitar ciertos alimentos o medicamentos.
- Medicación:
- Antihistamínicos: Estos medicamentos ayudan a reducir el picor, los estornudos y otros síntomas causados por la liberación de histamina.
- Descongestionantes: Son útiles para aliviar la congestión nasal y de los senos paranasales.
- Esteroides nasales: Estos aerosoles ayudan a reducir la inflamación de las fosas nasales.
- Estabilizadores de mastocitos: Estos agentes impiden la liberación de histamina y suelen utilizarse para prevenir los síntomas de la alergia.
- Inmunoterapia: También conocida como desensibilización, este método trata las causas subyacentes de las alergias. Consiste en la administración regular de dosis crecientes de alérgenos, lo que permite al organismo aclimatarse gradualmente y reducir su reacción a estas sustancias.
- Tratamientos biológicos: En los casos graves, como el asma alérgica o la dermatitis atópica, pueden utilizarse fármacos biológicos dirigidos a vías inmunitarias específicas.
- Adrenalina autoinyectable (epinefrina): Para las personas con riesgo de reacciones alérgicas graves, como la anafilaxia, es esencial llevar un autoinyector de epinefrina. Esto permite administrar rápidamente la medicación en caso de emergencia.
- Educación y plan de acción: Es fundamental que los alérgicos y las personas de su entorno conozcan los signos de una reacción alérgica y sepan cómo actuar en caso de emergencia. Esto incluye la formación en el uso de la medicación y el reconocimiento de los síntomas que requieren una intervención inmediata.
La gestión de la alergia puede implicar una combinación de estas estrategias, adaptadas a la especificidad y gravedad de la alergia de cada individuo.
En pocas palabras
Las alergias son reacciones del sistema inmunitario a sustancias inofensivas para la mayoría de las personas, como el polen, el polvo o determinados alimentos. La exposición a estos alérgenos provoca una respuesta inmunitaria excesiva, en la que el organismo los percibe como una amenaza, desencadenando síntomas como erupciones cutáneas, estornudos o dificultades respiratorias. La gravedad de las alergias puede variar desde una irritación leve hasta reacciones potencialmente mortales como el shock anafiláctico. El diagnóstico de las alergias puede incluir pruebas cutáneas o análisis de sangre para identificar los alérgenos específicos responsables. El tratamiento puede consistir en evitar los alérgenos, tomar medicamentos como antihistamínicos o corticoides y, en algunos casos, inmunoterapia con alérgenos para desensibilizar el sistema inmunitario.
Fuentes
- Deborah M Hussey Freeland, Hua Fan-Minogue, J. Spergel, T. Chatila, K. Nadeau : 2016 « Advances in food allergy oral immunotherapy: toward tolerance. » https://doi.org/10.1016/j.coi.2016.08.002 [Última consulta el 8 de mayo de 2024].
- Jennifer M Rolland, Jo A Douglass, R. E. O'Hehir : 2000 « Allergen immunotherapy: current and new therapeutic strategies. » https://doi.org/10.1517/13543784.9.3.515 [Última consulta el 8 de mayo de 2024].
- J. Larsen, L. Broge, H. Jacobi : 2016 « Allergy immunotherapy: the future of allergy treatment. » https://doi.org/10.1016/j.drudis.2015.07.010 [Última consulta el 8 de mayo de 2024].
- F. Blanco-Pérez, G. Papp, A. Goretzki, Tobias-Maximilian Möller, Martina Anzaghe, S. Schülke : 2019 « Adjuvant Allergen Fusion Proteins as Novel Tools for the Treatment of Type I Allergies. » https://doi.org/10.1007/s00005-019-00551-8 [Última consulta el 8 de mayo de 2024].